La irrupción en el Derecho penal de los Psicópatas que cometen delitos brutales que conmueven a la opinión pública, como asesinos del Rol, y de los Drogodependientes, sobre todo heroinómanos, implicados muchas veces en delitos de sangre, ha planteado la cuestión de hasta qué punto en estos ámbitos la Psiquiatría no debe ceder de nuevo su sitio al Derecho penal, metiendo de nuevo en la cárcel a los que ni el viejo manicomio, ni los nuevos psicofármacos pueden controlar ni curar.