Tema 8: Gestión ecosistémica del capital natural

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  • Capital natural: Recursos naturales como plantas, minerales, animales, aire o petróleo de la biosfera vistos como medios de producción de bienes y servicios ecosistémicos: producción de oxígeno, depuración natural del agua, prevención de la erosión, polinización y servicios recreativos en sí. Acervo de recursos naturales y servicios ambientales proporcionados por el ecosistema. Inventario de recursos naturales renovables y no renovables, que al ser combinados, brindan beneficios a las personas.
  • Capital natural renovable: Conjunto de especies y ecosistemas que habitan un territorio determinado, siendo estos productores de bienes tangibles (madera, resinas, agua potable) e intangibles (oxígeno, regulación de la temperatura).
  • Capital no renovable: Recursos insustituibles como los combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural) y los minerales (hierro, aluminio, plata), cuyo consumo conduce al agotamiento de las reservas de dichos recursos.
  • Capital recuperable: Formado por los terrenos fértiles, los acuíferos, la atmósfera, etcétera, que proporcionan bienes que se regeneran de forma natural, siempre que no se sometan a sobreexplotaciones que generen un déficit.
  • Capital natural cultivado: Área del capital natural dedicado a la agricultura y la ganadería.
  • La base de la actividad económica: es el capital humano, capital producido y el capital natural.
  • La sostenibilidad depende de políticas de desarrollo que no pongan en peligro el capital natural para favorecer la acumulación de la riqueza total como un todo. Para ello hay que disponer de información sobre el valor económico de los servicios de los ecosistemas puede ayudar a frenar en alguna medida los procesos de destrucción de capital natural, y ser aplicada en la gestión de recursos.
  • Valor de uso directo: Este valor está condicionado por su consumo o venta, o por su interacción inmediata con los agentes de mercado. El valor de uso directo se refleja en un precio en el mercado.
  • Valor de uso indirecto: Valor derivado de las funciones reguladoras de los ecosistemas o de aquellas que indirectamente sostienen y protegen la actividad económica y la propiedad. Este tipo de valor no forma parte del mercado pese a estar íntimamente conectado a las actividades de producción y consumo.
  • Valor de opción: Se refiere a la postergación del uso de un determinado activo ambiental para una época futura. Al mantener abierta la opción de aprovechar dicho recurso en una fecha posterior, éste toma un nuevo valor, el valor de opción.
  • Valor de cuasi-opción, que representa la postergación de una decisión irreversible sobre el uso de un determinado recursos con el fin de obtener la información necesaria para la misma.
  • Proyecto de Valoración de los Activos Naturales en España (VANE): Identificación los activos naturales de España y establecimiento de modelos físicos de asignación de valor económico. Elaboración un sistema de información territorial del capital natural, que permite la presentación cartográfica de la información y los resultados obtenidos.
  • Gestión ecosistémica: reconoce a los sistemas ecológicos por lo que son: una rica mezcla de elementos que interactúan entre sí de forma importante. Conservación y el mantenimiento de los servicios del ecosistema, en beneficio de las generaciones actuales y futuras.
  • Gestión integrada: Administración de los ecosistemas marinos y costeros de manera que se tenga en cuenta la complejidad de los ecosistemas, las conexiones entre ambos, sus vínculos con la tierra y el agua dulce y cómo las personas interactúan con ellos.
  • Modificaciones respecto a los sistemas de gestión tradicionales: se gestionan múltiples actividades para un resultado común, cada actividad humana se maneja en el contexto de TODAS las formas en que interactúa con los ecosistemas marinos y costeros.
  • Resiliencia: capacidad de volver a un estado anterior después de una perturbación, ya sea natural -como un huracán o un tsunami- o inducida por el hombre, como la destrucción física de un arrecife por la pesca con dinamita o la contaminación causada por un derrame de petróleo.
  • Reconocer las conexiones dentro de un mismo ecosistema y entre distintos ecosistemas: las perturbaciones ocurridas en cualquier parte de un ecosistema pueden afectar directa o indirectamente muchos de sus componentes, el reconocimiento de estas conexiones puede facilitar a la larga la integración y coordinación de la gestión, y los vínculos entre los ecosistemas marinos, costeros y terrestres pueden ser de gran importancia para las especies que se mueven entre estos sistemas, comprendidos los seres humanos.
  • Servicios ecosistémicos: cuando los procesos ecosistémicos contribuyen al bienestar humano (proporcionar alimento, proteger la tierra de las tormentas, ofertar actividades de recreación, mantener el equilibrio hidrológico, almacenar carbono y proporcionar espacio para la navegación).
  • Aplicar propiedades: según las áreas y hábitats que proporcionan la mayor cantidad de servicios ecosistémicos, seleccionando las de más valor, atendiendo a las que ocasionan mayores afectaciones a los de servicios ecosistémicos, atendiendo a las áreas más valiosas.
  • Comprender y abordar los efectos acumulativos: evaluar la repercusión total de las diversas actividades humanas sobre el ecosistema, así como la capacidad de éste para seguir prestando los servicios esperados.
  • Gestión de objetivos múltiples: conciliar los usos y reducir los conflictos.
  • Aceptar el cambio, aprender y adaptarse: en el futuro habrá un aumento del nivel del mar.
  • Fases para lograr la gestión ecosistémica: primera fase, concepción: sentar las bases de la gestión ecosistémica determinando el área geográfica de intervención y los problemas principales, generar interés, ampliar la participación y configurar las condiciones para aglutinar a los sectores, elaborar una comprensión común del ecosistema, hacer un inventario de las prácticas de gestión existentes, y establecer objetivos generales.
  • Fases para lograr la gestión ecosistémica: segunda fase, planificación: evaluar el ecosistema con sus características, usos, sectores industriales, dimensiones sociales, económicas y ambientales, evaluar las opciones de gobernanza y marcos jurídicos para apoyar la gestión multisectorial, definir objetivos que se puedan medir, dar un orden de prioridad a las amenazas, evaluar las opciones de gestión y analizar las ventajas comparativas y escoger las medidas de gestión para su aplicación.
  • Fases para lograr la gestión ecosistémica: tercera fase, aplicar y adaptar: aplicar la gestión y luego monitorear, evaluar y adaptar, comunicar e instruir constantemente, asegurar una financiación sostenible para la aplicación duradera.