Griffith demostró que la capacidad biológica
para producir una cápsula y volverse virulenta, podía ser adquirida de otra cepa de bacterias, sustancia a la que se dio el nombre de “Principio
transformante”.
Griffith trabajaba con dos cepas de esta bacteria patógena, R y S, y pudo
comprobar lo siguiente: La cepa S o lisas, poseía cápsula y provocaba la muerte en los ratones de
experimentación.
La cepa R o rugosas, carecía de cápsula y resultaba inofensiva para los
ratones.
La cepa R se originaba como consecuencia de mutaciones desarrolladas en la
cepa virulenta S.