Rocío muestra el puño, le da vergüenza abrirlo, pero al fin estira los dedos uno por uno.- ¿Qué es? ¡Bah! Un ovillito de hilo celeste muy enredado. -Ni para remiendo sirve –dice la madre, mas no acaba de hablar cuando el ovillo escapa de la mano de Rocío… se desanuda solo y resulta que es un hilito de agua, que empieza a viborear y rodar.