Brevario. La rosa de piedra.

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  • Así comienza nuestro artículo, que encontré hace unos días, en una de esas viejas revistas de mi adolescencia que tanto aprecio: El Hogar, de los años 50, que hice encuadernar. A veces, las releo y encuentro historias interesantes para , como la de esta piedra que abunda en todas las provincias y que se ha constituido en nuestra piedra nacional.
  • Dice la nota que, en 1934, alguien –no figura su nombre– entregó un ejemplar al Museo de La Plata, donde despertó una gran curiosidad entre alumnos y profesores.
  • Entre estos docentes, estaba Franz Mansfield, famoso descubridor del bosque petrificado de la Patagonia –tampoco se aclara cuál de ellos, pero supongo que es el de Santa Cruz–, que quedó fascinado ante la rareza de la piedra.
  • Fue tal su entusiasmo que emprendió un viaje a Catamarca, donde un colega le había comentado que, en Minas Capillitas, a 3000 metros sobre el nivel del mar, había algunos yacimientos de esta hermosa piedra.
  • Dos años después, Mansfield se encontraba trabajando en condiciones muy precarias, pero sin querer desistir de su empeño. Algunos dueños de las minas abandonadas le advirtieron las dificultades con que tropezaría; pero otros, en cambio, procuraron dificultarle sus tareas de búsqueda.
  • Por su diario de campaña, sabemos que, a veces, trabajó con el agua hasta el cuello; que otras le faltaron la comida, y que hubo noches en que no durmió.
  • Tuvo su recompensa, pues encontró una veta muy valiosa; además de los ejemplares que llevó al Museo de la Plata, mandó otros al Museo Geológico de South Kensington, y el hallazgo mereció notas en importantes diarios de Londres.
  • En algunas viejas revistas inglesas de aquellos años, que colecciono, descubrí que, en la Navidad de 1938, se puso de moda regalar joyas y adornos de la exótica piedra, muy apreciados por las damas inglesas.
  • Al conocerse internacionalmente, despertó más y más interés, aunque su uso se remonta a varios siglos, con otros nombres: con ella se hacían obsequios de amor, por el color rosa o rosa subido que tiene y por su textura y belleza.
  • Se la empleó mucho en rosarios regalados, para fechas especiales, a niñas o a jóvenes: primera comunión, cumpleaños, presentaciones en sociedad, fiestas, promesas de casamiento… en el momento de dar el sí.
  • Por las cualidades místicas y esotéricas que le atribuye la gemoterapia, `la rosa del Inca´ es usada como alhaja o como “piedra de descanso” –al acostarnos, la colocamos sobre el plexo solar o bajo la almohada– pues se cree que, entre otras virtudes, tiene propiedades sedantes, curativas y que, a través del sueño, puede dar respuestas a nuestras preocupaciones más profundas.
  • También, hay una leyenda sobre su origen –ignoro si tradicional o recreada hace poco– que pueden encontrar en Internet, y es una de las piedras más requeridas en las casas de venta de piedras semipreciosas.
  • Conservo una de varias que me regaló hace años un amigo muy querido. Estaban hermosamente pulidas, eran color salmón, y una veta dorada las atravesaba como un relámpago furtivo.
  • Al contemplarla, comprendo la magia que las gemas, aun las más modestas, despiertan en la imaginación, y entiendo las leyendas e historias que hablan de crímenes y hazañas para conseguirlas.
  • Una a una, fui regalando esas rodocrositas a las jóvenes de mi familia, y guardo la que conservo en una cajita anticuada hasta que se la a alguna nieta. De vez en cuando, tropiezo con ella y, al tocarla, vislumbro con inquietud los misterios que ocultan las profundidades de la montaña.