Por las cualidades místicas y esotéricas que le atribuye la gemoterapia, `la rosa del Inca´ es usada como alhaja o como “piedra de descanso” –al acostarnos, la colocamos sobre el plexo solar o bajo la almohada– pues se cree que, entre otras virtudes, tiene propiedades sedantes, curativas y que, a través del sueño, puede dar respuestas a nuestras preocupaciones más profundas.