La MEC secuestra agua, lo que aporta turgencia a los tejidos blandos, y minerales, lo que explica la rigidez del hueso. También regula la proliferación, desplazamiento y diferenciación de las células que residen en él, al aportar un sustrato para la adhesión y migración de las células, al mismo tiempo que sirve como reservorio para los factores de crecimiento.