Es el esqueleto básico de todas las biomoléculas orgánicas y marca la diferencia entre la materia orgánica e inorgánica
Tiene cuatro electrones en su capa más externa y puede formar enlaces covalentes con otros carbonos, que le permiten constituir largas cadenas de átomos (macromoléculas)
Sus enlaces pueden ser simples (C-C), dobles (C=C) o triples (C≡C)
Puede unirse a los diferentes radicales formados por los otros elementos (-H, =O, -OH, -NH2, -SH, -H2PO4, etc.), por lo que posibilita un gran número de moléculas diferentes, que intervendrán en multitud de reacciones químicas
Los cuatro enlaces covalentes forman, en el espacio, los vértices de un tetraedro imaginario, lo que permite la formación de estructuras tridimensionales, como la membrana plasmática u otros orgánulos