Aunque en principio la intención de Martín Lutero, el monje agustino que inició el movimiento de Reforma, era cambiar a la Iglesia desde adentro, los enfrentamientos doctrinales con el papado lo llevaron a él y a los demás reformadores, a separarse del catolicismo y constituir nuevas Iglesias: la luterana, la calvinista y la anglicana