Breves escenas de ambiente costumbrista sin un hilo conductor claro y definido, cuyos niveles lingüísticos variaban a gusto del actor y de su improvisación, siguiendo la norma del teatro italiano. La caricatura, la parodia y personajes cómicos, como bobos, rufianes y fanfarrones, tintados de rusticidad, pintoresquismo y picaresca, provocan la carcajada y el aplauso de un público que asiste al espectáculo en busca de diversión y será decisivo en el éxito o fracaso de la representación