Desde 1960 se están realizando ensayos clínicos de anticonceptivos hormonales masculinos. Se administran niveles de testosterona exógena para inhibir el eje. Son eficaces, pero tardan tres meses en hacer efecto. Además, deben producir una azoospermia, y no solo una oligospermia, para eliminar el riesgo de fecundación por completo. Tienen efectos secundarios virilizantes (ej.: alopecia)