Los actos reflejos son aquellos en los que no interviene la voluntad y se realizan de manera inconsciente. Corresponden a reacciones automáticas como, por ejemplo, en respuesta al dolor o a temperaturas frías o calientes. Son actos rápidos, en los que participa la médula espinal como órgano mediador del acto. El circuito neuronal que desarrolla un acto reflejo se denomina arco reflejo, y en él intervienen: Un receptor especializado en la piel, que capta el estímulo o alguna fibra nerviosa para el dolor; Una neurona sensitiva, que lleva el impulso nervioso desde el receptor hacia la médula espinal; Una neurona de asociación, situada en la médula, que recibe el estímulo de la neurona sensitiva, al ser interpretado, envía un comando de acción a través de la neurona motora; Una neurona motora, que conduce la respuesta hasta el músculo efector; Un músculo efector, que realiza una contracción o extensión dependiendo del movimiento que se desea realizar. Los actos reflejos no son siempre un movimiento; también pueden ser la secreción de una glándula, por ejemplo el aumento de la salivación cuando vemos un plato que nos apetece