En cambio, para enamorarse de alguien basta, a veces, una mirada, una impresión, un cruce de palabras. Por eso, para pasar del «estoy enamorado» al «te amo», para pasar del deseo a una elección que compromete, hace falta también tiempo. No unos días o una semanas. No, tiempo de verdad: cuatro, seis meses, un año, un año y medio