Las Reformas Borbónicas se decretaron en 1767 por Carlos III con la intención de incrementar los ingresos de la corona, una administración eficiente y mayor control político sobre la Nueva España.
Las Reformas Borbónicas incluían la cancelación de la Casa de Contratación de Sevilla.
También hicieron que los Jesuitas fueran expulsados el mismo año.
También hubo un aumento de las cargas fiscales a la actividad portuaria.
Otro de los objetivos de las Reformas Borbónicas fue aumentar los ingresos de la Nueva España hacia la Corona, tener más control sobre ella y reducir el poder de los grupos locales.
Las Reformas Borbónicas provocaron la obstrucción del desarrollo económico de la Nueva España.
Carlos III, en 1767, separa al territorio novohispano en 12 intendencias.
Las reformas borbónicas causaron descontento con el clero, al cobrarle impuestos, y con los criollos, al no permitirles participar en las Audiencias.