El performance, surgido en los años 60, fusiona diversas formas artísticas como las artes visuales, el teatro, la danza y la música, sin prejuicios. No tiene lugar en los teatros, sino en museos o salas de exposiciones. Se caracteriza por su naturaleza efímera y en constante evolución, enfocándose más en el proceso que en el producto final. Los performers no representan roles, sino que se convierten en narradores, pintores, bailarines y autobiógrafos escénicos, estableciendo una relación directa con el público y el entorno. El arte del performance es aquel en el que el trabajo lo constituyen las acciones de un individuo o un grupo, con interacción directa con el público, pudiendo ocurrir en cualquier lugar y tener diversas duraciones. Una acción es cualquier situación que involucre cuatro elementos básicos: tiempo, espacio, el cuerpo del performer y una relación entre el performer y el público.