3. GUERRA DEL PACÍFICO

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  • LA GUERRA DEL PACÍFICO
  • WALDO ZAURITZ SEPULVEDA
  • CARLOS MÉNDEZ NOTARI
  • ACADEMIA D
  • ATLAS HISTOR
  • TAR DE CHILE
  • ORIA MILITAR
  • DE HISTORIA
  • General Manuel Baquedano González.
  • Óleo sobre tela del pintor Pedro Subercaseaux. Pinacoteca del Museo de la Escuela Militar.
  • ANTECEDENTES DEL CONFLICTO
  • ATLAS HISTORI
  • A MILITAR
  • informe dictó una ley en 1842 declaran-
    do propiedad del Estado de Chile todas
    las covaderas al sur del paralelo 23°. Boli-
    via protestó esa medida, asegurando que
    sus derechos territoriales abarcaban hasta
    el paralelo 25°, lo que dejaba una zona
    de superposición de dos grados frente las
    pretensiones de ambos países. Al iniciar-
    se la explotación por parte de particulares
    premunidos de patentes otorgadas indis-
    tintamente por los respectivos gobiernos,
    se produjeron numerosos incidentes que
    llevaron al Congreso boliviano a autori-
    zar a su Ejecutivo para que pudiera decla-
    rar la guerra a Chile en el año 1863.
  • partir del proceso independentista ame-
    ricano, la antigua delimitación que ha-
    bía establecido la corona española para
    sus colonias, sufrió cambios a pesar de
    la adopción del concepto del uti posside-
    tis por parte de las nacientes repúblicas.
    Con la creación artificial de Bolivia por
    parte de Bolívar y Sucre, país al que le
    asignaron un litoral en la zona de Cobi-
    ja, se introdujo una cuña en el tradicio-
    nal esquema virreinal que nos ilustraba
    de un territorio fronterizo entre Chile y
    Perú que fijaba los límites entre ambos
    países en el despoblado de Atacama. A
    comienzos de la década de 1840, se des-
    cubrió el valor del guano como fertili-
    zante, por lo que el presidente chileno,
    general Manuel Bulnes, dispuso la con-
    currencia de una misión exploradora al
    litoral nortino, a consecuencia de cuyo
    fue destituido en 1871 declarándose nu-
    los todos los actos de su administración.
  • Debido a la guerra contra España, en que
    las repúblicas del Pacífico sudamericano
    actuaron aliadas, las relaciones vecinales
    mejoraron, hasta el punto de firmarse en
    1866 un tratado que establecía como lí-
    mite el paralelo 24°, acordándose que los
    pagos por derechos de explotación de las
    covaderas ubicadas entre los paralelos 23°
    y 25° serían compartidos entre ambos
    gobiernos. El general Melgarejo, man-
    datario boliviano que lo había firmado,
    fue destituido en 1871 declarándose nu-
    los todos los actos de su administración.
  • Habiendo asumido el general Ballivián
    como nuevo presidente de Bolivia, se
    firmó en 1874 un nuevo tratado, que
    persistía en el paralelo 24° como límite,
    eliminaba la recaudación de derechos
    compartidos y aseguraba que el gobierno
    boliviano no incrementaría los impues-
    tos durante veinticinco años, a las sali-
    treras chilenas ya establecidas al norte de
    dicho paralelo.
  • Por su parte, en el Perú, la principal
    fuente de ingresos provenía de la explo-
    tación de las covaderas, pero al comenzar
    a extraerse el salitre que era mucho más
    barato, se deprimió el precio del guano;
    precipitando una crisis económica que
    trató de superar el presidente Manuel
    Pardo, estableciendo en su país un es-
    tanco del guano y del salitre en 1873,
    monopolizando su explotación por par-
    te del Estado peruano, con la intención
    de regular los precios en beneficio de re-
    cuperar el valor del primero. El estanco
    fracasó, por cuanto la oferta del salitre
    superó a la demanda establecida, man-
    teniéndose en consecuencia más barato
    que el guano. En una segunda medida
    económica, Pardo expropió las salitreras
    de Tarapacá donde trabajaban más de
    16.000 chilenos, pero coincidentemen-
    te, se descubrieron ricos mantos de ni-
    tratos en la zona de Tocopilla y Salar del
    Carmen, haciendo fracasar nuevamente
    los intentos de monopolio del presiden-
    te peruano.
  • A comienzos de 1873, Ballivián que ve-
    nía de desde Europa para asumir
    regreso
    la presidencia de Bolivia, permaneció al-
    gún tiempo en Lima, en una época en
    que la prensa y la opinión pública perua-
    na lanzaba duras diatribas nacionalistas,
    asegurando que Chile no se detendría en
    su penetración empresarial y desenfre-
    nado expansionismo en detrimento del
    territorio boliviano. A esa fecha, Bolivia
    no tenía ninguna capacidad militar en
    el caso de llegarse a un enfrentamiento
    armado con Chile, pero el Perú era signi-
    ficativamente más potente, tanto en mar
    como en tierra, producto de las adquisi-
    ciones que había efectuado con motivo
    de la guerra contra España.
  • Fue en esas circunstancias que ambos
    países acordaron una alianza defensiva
    mediante un tratado secreto, que entre
    sus principales cláusulas establecía que
    dicha alianza garantizaría a Bolivia su li-
    toral; además, imponía la restricción de
    celebrar acuerdos de límites y arreglos te-
    rritoriales sin el consentimiento del otro
    y, finalmente, se pediría la adhesión al
    tratado de otra u otras naciones ameri-
    canas.
  • Aún teniendo un carácter secreto, ese
    tratado no podía mantenerse totalmen-
    te oculto; a comienzos de 1874 la di-
    plomacia chilena ya tenía noticias de su
    existencia, aunque sólo en 1879 se pudo
    comprobar oficialmente su contenido.
  • El gobierno del presidente Errázuriz en-
    cargó apresuradamente a Inglaterra la
    construcción de dos buques blindados,
    que fueron el Cochrane y el Blanco. No
    obstante la situación que se vivía, el ejér-
    cito no fue incrementado, manteniendo
    una dotación que no superaba los 3.000
    hombres, empleados fundamentalmente
    en la pacificación de la Araucanía.
  • ESCALADA DE LA CRISIS Y
    DECLARACIÓN DE GUERRA
  • En febrero de 1878, Bolivia anunció la
    aplicación de un impuesto de diez centa-
    vos por cada quintal de salitre que se ex-
    portara. Siendo ello contrario a lo acor-
    dado en el tratado de 1874, la Compañía
    de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta
    • de capitales y mano de obra chilenos-
    que explotaba esos recursos, recurrió al
    gobierno del presidente Aníbal Pinto,
    quien hizo el correspondiente reclamo
    ante el gobierno boliviano. Al no obtener
    respuesta, en noviembre de ese año Chile
    representó que la aplicación de esa me-
    dida llevaría a la abrogación del tratado
    vigente. En diciembre, Bolivia se negó a
    aceptar la reclamación, alegando que el
    conflicto no era entre los respectivos go-
    biernos, sino frente a un particular, cual
    era la citada compañía. En enero de 1879,
    Chile propuso recurrir a un arbitraje,
    pero Bolivia lo condicionó al previo pago
    de los derechos adeudados desde febrero
    del año anterior, fecha en que unilateral-
    mente había decretado los impuestos por
    concepto de exportación. Junto a ello, al
    no haber recibido ningún pago, decretó
    embargo de las salitreras.
  • El 6 de febrero Chile transmitió un ulti-
    mátum por medio de su Ministro Pleni-
    potenciario don Ignacio Walker, y ante
    la inminencia del anunciado remate de
    las salitreras, procedió a desembarcar dos
    compañías del ejército en Antofagasta,
    ocupando sin resistencia la ciudad el día
    14 de ese mes. Esas tropas, al mando del
    coronel Emilio Sotomayor eran 100 hom-
    bres del Regimiento Artillería de Marina y
    otros 100 de la Brigada de Artillería.
  • Frente a la delicada situación provocada,
    el Perú ofreció sus buenos oficios para
    mediar en el conflicto, enviando a San-
    tiago a su representante especial don An-
    tonio Lavalle, pero junto a ello movilizó
    su ejército, guarnicionando Iquique con
    4.000 soldados de línea.
  • La misión de Lavalle era tratar de ob-
    tener la desocupación de Antofagasta a
    cambio de que Bolivia dejara sin efecto la
    aplicación del impuesto, pero la opinión
    pública y el Congreso chilenos exigían la
    denuncia del tratado que no había sido
    respetado por Bolivia, junto con la rei-
    vindicación de todo el territorio al sur del
    paralelo 23°. Lavalle debió ser protegido
    con tropas a su arribo a Valparaíso y una
    vez en Santiago se le consultó sobre la
    existencia del tratado secreto, conminán-
    dolo a declarar la neutralidad del Perú
    en caso de guerra. Después de insistir en
    sus exigencias, por fin el gobierno chile-
    no conoció oficialmente los términos del
    tratado secreto, rechazando por ende la
    pretendida mediación peruana.
  • El 26 de febrero, el presidente de Bolivia
    general Hilarión Daza, declaró el "Estado
    de Patria en peligro", cortando todo tipo
    de tratos
    y contactos con Chile "por estar
    en guerra" a partir del de marzo. Aun-
    que esa declaración fue tácita, quedaba
    declarada la guerra por parte de Bolivia.
  • Haciendo honor al pacto firmado en
    1873, con fecha 4 de abril el Perú anun-
    ció la guerra contra Chile.
  • El presidente Pinto esperó hasta la signi-
    ficativa fecha del 5 de abril para emitir
    sendos decretos declarando la guerra a
    Perú y Bolivia.
  • LA DISCUSIÓN POR LOS LÍMITES
  • Antofagasta en 1879.
    Las tropas chilenas de ocupación instalan los primeros campamentos.
  • LA CAMPAÑA MARÍTIMA
  • Chile inició de inmediato la moviliza-
    ción y concentración de su ejército en
    la zona de Antofagasta, debiendo espe-
    rar varios meses para equipar e instruir a
    los reclutas que emprenderían las futuras
    campañas, mientras la escuadra, al man-
    do del contralmirante Juan Williams Re-
    bolledo, procuraba alcanzar el dominio
    marítimo. Para ello, se resolvió bloquear
    Iquique, principal puerto exportador del
    salitre de Tarapacá, con la idea de que la
    escuadra peruana concurriera a una ba-
    talla naval decisiva. Al no ocurrir lo an-
    terior, Williams avanzó hacia El Callao
    con el grueso de sus medios, dejando a
    cargo del bloqueo sólo a la Esmeralda y
    a la Covadonga. En esas circunstancias
    se produjeron los combates navales de
    Iquique y de Punta Gruesa el día 21 de
    mayo de 1879. El resultado fue am-
    pliamente favorable a Chile tanto en lo
    moral como en lo material. La pérdida
    del blindado Independencia, restringió
    al almirante Grau a realizar sólo opera-
    ciones corsarias con el Huáscar -ocasio-
    nalmente acompañado por la Unión- sin
    posibilidades de disputar el dominio del
    mar, pero indiscutiblemente las realizó
    con tal habilidad y audacia, que mantu-
    vo
  • r a
  • los reclutas que emprenderían las futuras campañas, mientras la escuadra, al mando del contralmirante Juan Williams Rebolledo, procuraba alcanzar el dominio marítimo
  • Se resolvió bloquear Iquique, principal puerto exportador del salitre de Tarapacá, con la idea de que la escuadra peruana concurriera a una batalla naval decisiva
  • Al no ocurrir lo anterior, Williams avanzó hacia El Callao con el grueso de sus medios, dejando a cargo del bloqueo sólo a la Esmeralda y a la Covadonga
  • En esas circunstancias se produjeron los combates navales de Iquique y de Punta Gruesa el día 21 de mayo de 1879
  • El resultado fue ampliamente favorable a Chile tanto en lo moral como en lo material