Chile inició de inmediato la moviliza-
ción y concentración de su ejército en
la zona de Antofagasta, debiendo espe-
rar varios meses para equipar e instruir a
los reclutas que emprenderían las futuras
campañas, mientras la escuadra, al man-
do del contralmirante Juan Williams Re-
bolledo, procuraba alcanzar el dominio
marítimo. Para ello, se resolvió bloquear
Iquique, principal puerto exportador del
salitre de Tarapacá, con la idea de que la
escuadra peruana concurriera a una ba-
talla naval decisiva. Al no ocurrir lo an-
terior, Williams avanzó hacia El Callao
con el grueso de sus medios, dejando a
cargo del bloqueo sólo a la Esmeralda y
a la Covadonga. En esas circunstancias
se produjeron los combates navales de
Iquique y de Punta Gruesa el día 21 de
mayo de 1879. El resultado fue am-
pliamente favorable a Chile tanto en lo
moral como en lo material. La pérdida
del blindado Independencia, restringió
al almirante Grau a realizar sólo opera-
ciones corsarias con el Huáscar -ocasio-
nalmente acompañado por la Unión- sin
posibilidades de disputar el dominio del
mar, pero indiscutiblemente las realizó
con tal habilidad y audacia, que mantu-